NOTA: Este tema lo puedes escuchar en video al final de la nota si así lo deseas.

Hoy platicaré acerca de la dependencia a los celulares con 3 situaciones que personalmente he experimentado.

La primera situación:

Hace unas semanas atrás fui a la escuela de una de mis hijas a presenciar un evento musical, donde los niños cantarían y tocarían la flauta y demás.

Llegué temprano y me senté en una silla de la primera fila. Mientras esperaba, vi que entraba un señor joven mirando su celular; el señor seguramente de reojo seleccionó la silla donde iba a sentarse y sin dejar de mirar el celular trato de sentarse y se fue de espaldas, como suele decirse, “se dio un sentón” ¡No atinó a la silla! Lo que me sorprende es que nunca dejó de mirar el celular, no sé si sería por la pena de lo sucedido o de plano la dependencia al celular es mucha.

La segunda situación:

Cuando voy a alguna tienda tipo Walmart me gusta observar a las personas y muchas de las personas están viendo su celular constantemente, hay que decir que algunas personas están buscando cupones y ofertas especiales. Lo que es recurrente en estas situaciones es que en la línea para pagar veo mujeres con su carrito de mercancías y con el celular en la mano, y cuando están poniendo los artículos en la banda de la caja, lo hacen con una sola mano; de tal suerte que a veces batallan para colocar ciertos productos que son pesados o voluminosos. He visto gente que se acerca a ayudar a estas personas que están luchando con sus productos y todo porque una mano está inutilizada sosteniendo el celular. No están hablando con nadie, no están escuchando nada. Sé que hay aplicaciones con cupones y descuentos que se requiere presentar al momento de pagar, pero mientras colocas los productos no es necesario.

Tercera situación:

Acostumbro caminar a la escuela de una de mis hijas. Y como ustedes se imaginan, muchas personas van caminando y viendo su celular o hablando por teléfono. Digamos, nada fuera de lo normal. Pero me empecé a fijar en una señora que siempre iba hablando por teléfono mientras llevaba a su niña de la mano, al llegar a una de las puertas donde se forman los niños antes de entrar a la escuela, soltaba a la niña, se daba media vuelta y se iba tal cual llegó.

Al momento de ir a recoger a los niños, la misma situación, llegaba hablando por teléfono mientras esperaba que saliera su hija; y al salir la tomaba de la mano y se iban caminando. Esta situación la empecé a ver a diario por 4 semanas seguidas, a las 4 semanas dejé de fijarme, era una situación que supongo no cambiaría. O al menos no pronto.

Sé que los celulares han traído grandes beneficios a nuestras vidas y más aún con una sociedad cada vez más agitada. Estoy consciente de la maravilla de poder contactar a tus amigos y/o familiares en cualquier momento, independientemente donde se encuentren.

También estoy consciente de la importancia y utilidad de traer un celular mientras viajas, particularmente por carretera.

Creo que hemos abusado de esos aparatos o no sé si sería mejor decir que el aparato está abusando de nosotros.

No puede ser posible que no te puedas sentar siquiera en una silla y te expongas a quebrarte una mano un dedo, o la cadera en una de esas, pareciera que estoy exagerando, pero piénsalo de nuevo.

No es posible que estés teniendo problemas para tomar tu mercancía de un carrito en el supermercado y que alguien te tenga que ayudar porque solo tienes disponible una mano.

Finalmente, y lo más grave, ¿cómo puede ser posible que le prestes más atención a un celular que a tu hijo o hija? Estas rompiendo esa necesidad de cariño, afecto, amor y comunicación que los niños necesitan y es necesario a esa edad además de marcarlos para toda la vida.

Hasta la próxima.
Adrián Soltero M.

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